No es de extrañar viendo la mierda escultura (esta cosa rosa que ni es pantera ni es ná) que se ha marcado algún menda en la que un visitante -¿el único? ... ¿Quién está más loco: el loco o el que sigue al loco?- se atreve aún a tomar una fotografía en el Centro de Arte 798 de Pekín para inmortalizarla de por vida en su álbum de gratos recuerdos y poder decir algún día: yo estuve allí, junto a aquel gran artista.
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