
La obra, de un metro de alto, se encuentra expuesta en el museo italiano de Bolzano y ha levantado la polémica.
El obispo de la ciudad, Wilhelm Egger, ha afirmado que "la rana crucificada ha causado una profunda impresión a muchos de los visitantes al museo y ha herido sus sentimientos religiosos". Pero para los directores de la pinacoteca, a los que se la suda los sentimientos religiosos, sobre todo si se trata de sentimientos católicos -con los sentimientos religiosos musulmanes ya no tienen la polla tan grande-, la artística gilipollez, que pertenece a la colección Fred the Frog de Kippenberger, es un autorretrato del artista "en un estado de profunda crisis".
Y digo yo, ¿qué maldición perseguirá a los Martin del mundo cuando deciden decantarse por el arte que no les salen más que mierdas?
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