Un protestante anti-G8 vestido de payaso...
...haciendo lo que mejor sabe hacer: el payaso...
mientras mantiene la formación junto a la policía en Lichtenhagen, un suburbio de Rostock, al norte de Alemania, y les toca así un poco los huevos a la gendarmería del lugar que bendita la gracia que les debe hacer tener que aguantar al tontaina de turno.
Ayer lunes fueron detenidos numerosos activistas por la policía alemana. (La cantidad de dinero que hay que gastarse para tener mínimamente controlados a estos muchachitos salvadores del planeta y no destrocen y arrasen con todo. Gracias, oh, vosotros, héroes anónimos.)
Aquí a la izquierda, activistas antiglobalización de Intermón Oxfam convirtiendo a los líderes del G8 que se reúnen en Heiligendamm en 'pinochos'. Su gran mentira se lee en una pancarta que no se ve en la imagen, pero que reza: "Acabar con la pobreza es mi prioridad". (Bueno, al menos éstos han decidido hacer el chorras y no quemar y destrozar el mobiliario urbano. Quizá a alguno se le ha escapado algún pedillo al levantar la pata pero les honra ese lado payaso tan humano. -Nunca creí que diría algo así: "honra... ser chorras"-.)
Y aquí a la derecha otros activistas anti-globalización protestando contra la política de inmigración de los países del G8 que como siempre reúne a los líderes de Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia y Estados Unidos.
Pero, y esta peña, ¿en nombre de quién hablan? ¿A quién representan? Reivindican soluciones a problemas que ellos mismos causan o cuyas soluciones dificultan. ¿A quiénes presumen defender? ¿Quién les ha otorgado ese papel? Lo único que causan es alarma presentándolo todo como una catástrofe mundial. Acusan y acusan sin pruebas ni argumentos válidos. Se quejan y quejan, injurian e injurian, y, cómo no, practican altercados. Exigir, que no pedir, es propio de ellos, pero cuesta imaginarse a alguno creando riqueza. Con estas credenciales, ya me salvo yo mismo de la quema. No, gracias. Salir del fuego para caer en las brasas, menuda solución.
Y digo yo, ¿por qué siempre para manifestar su opinión tienen que destrozar el mobiliario urbano, arrasar con la ciudad de turno o incluso cosas peores; o lo que nunca acabaré de comprender: enseñar sus tetas y pollas? Ni que fueran los únicos que tienen tetas y pollas. O las tengan de mejor calidad. A ver para cuándo una protesta con manifestantes embutidos cada uno en 30 ó 40 capas de prendas de ropa. La queja necesita innovación, propuestas nuevas, otro talante. Renovarse o morir.
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