lunes, noviembre 13, 2006

Batir el récord

Batir el récord establecido en el libro Guinness es para muchos una verdadera obsesión y con tal de aperecer en el excéntrico libro son capaces de intentar superar pruebas demenciales y absurdas. Los de esta semana pasada, fecha de homologación en todo el mundo, han sido un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar un ser humano. Las marcas batidas aparecerán en la edición de 2008.

Hay récords que se pueden considerar masivos, como el Big Kiss: 1.188 voluntarios besándose simultáneamente en cualquier parte de la cara, en París. En Japón, el municipio de Nishio celebró la ceremonia del té más grande en el mundo con 14.718 invitados.

Otros pertenecen a la categoría del minuto como el que ha batido la gimnasta australiana Brittany Boffo, de nueve años, superando la marca de saltos con las manos juntas, un deporte que consiste en saltar empleando los brazos y manos como si fueran una cuerda. Fueron 60 brincos en 60 segundos. También en Australia, y dentro de la misma categoría, un ciudadano neozelandés, Grant Denyer, fue capaz de ponerse 18 calzoncillos en un minuto. Keith Kolver fue lanzado por una cuesta a 52 kilómetros por hora a bordo de un balón de plástico gigante, llamado zorb, llevándose el récord de velocidad, aunque Steve Camp fue el que más espacio recorrió, 570 metros.

También están los solidarios, como la cadena de sujetadores más larga realizada en Johannesburgo, Suráfrica, en apoyo del mes dedicado al cáncer de mama.

Y, cómo no, aquellos que van desde los asquerosos, como el que ha conseguido Jackie Bibby The Texas Snakeman, al introducirse seis serpientes al mismo tiempo en la boca; a los escatológicos, desde los vellos de las orejas más largos, al de esta pedazo de guarra...

...que no se ha cortado las uñas de sus manos desde 1979.

¡Ver para creer!

Enhorabuena, sois la cream de la sociedad. El mundo no avanzaría sin vosotros. Mil gracias.

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