Nada es imposible
El eslovaco Milan Roskopf haciendo malabarismo con dos sierras eléctricas y una pelota de 1 kilo de peso durante la competición de lo imposible en Dachau (al sur de Alemania).
Mientras la inteligencia y el talento humano se emplea en estas necesarias empresas, la vacuna del sida, por ejemplo, sigue sin descubrirse: pero bueno, mientras haya alguien capaz de hacer girar en el aire -aun en los días de fuerte ventisca- un par de sierras y una bola de hasta 1 kilo -no de materia gris- todo está bien... para irnos directos al despeñadero.
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