Hamburguesas gigantes

Han estado muy poco afortunados. Los publicistas de una transnacional de la venta masiva de hamburgesas han decidido promocionar un plato muy poco saludable en territorio español, ahora que todas las autoridades del mundo occidental están muy preocupadas por el espectacular aumento de la obesidad y sus problemas asociados. Un bocadillo que, con sus complementos, puede aportar 1.500 calorías de una vez, y que lleva una cantidad de grasa saturada que asusta, no es algo que ayude a la estrategia NAOS del Ministerio de Sanidad español, que quiere hacer de la lucha contra la obesidad infantil una de sus cruzadas más visibles. Es lógico, por tanto, que las autoridades hayan manifestado que campañas de esta naturaleza contribuyen muy poco a mejorar la salud de los ciudadanos. Sobre todo porque una buena dieta es un elemento clave si queremos evitar enfermedades.

Lo extraño es que aquellos que promocionaron el anuncio, en lugar de admitir su equivocación, hayan reaccionado con cierta altanería. «Lo importante es lo que prefieren los clientes», alegan. Su respuesta es poco inteligente. Más temprano que tarde tendrán que darse cuenta de que si quieren sobrevivir no pueden ir en contra de algo que es absolutamente necesario en el planeta: la salud pública. Con la epidemia de obesidad que se avecina, con estadísticas cada vez más preocupantes y con ministros de muchos países del mundo reuniéndose y declarando que incluso la economía se puede comprometer por culpa del perímetro de las cinturas, no se puede ser condescendiente. O las multinacionales de la comida 'basura' se adaptan a los nuevos tiempos y reconvierten voluntariamente su oferta o acabarán haciéndolo por imperativo legal. En EE.UU. ya existen ejemplos que pueden orientarles. Se habla de prohibir grasas 'trans' y de penalizar las raciones gigantes. España, un país con una dieta aún muy saludable, no puede dejarse, en este caso, colonizar por los americanos.