Pasarela

Modelos que deben ser muy feas desfilando con creaciones de la marca Vasellinia en el marco de la Semana de la Moda de Rusia en Moscú.

The Fast and the Furious en las carreteras alemanas

La policía alemana de Bayern anda en busca y captura de un conductor peligroso que vuela por las carreteras del país germano poniendo en riesgo la seguridad de otros automovilistas. En varias ocasiones el imprudente conductor ha sido pillado por las cámaras de tráfico al volante de un potente Audi, pero el problema es que el tipo coloca un muñeco en el asiento del copiloto que impide a la policía ponerle rostro al temerario individuo.

Los agentes sospechan que el conductor bien podría ser inglés, porque el automóvil tiene el volante en el lado derecho, de manera que el muñeco queda colocado en el lado izquierdo, en primer plano para las cámaras policiales.

La policía ha colgado en su página web una de las fotografías del vehículo, en la que parece que quien está conduciendo es el propio muñeco, que se asemeja a uno de los clásicos personajes de Barrio Sésamo.

El apasionante blog de Midori-san

Midori-san es un ejemplar de Midoya Kerii o planta corazón que vive en un café de Kamakura, en Japón, y que gracias a la tecnología desarrollada por la compañía Kayac Ltd. lleva una semana informando a los internautas sobre cómo se siente a través de su blog.

Desarrollado en colaboración con la Universidad de Keio, el sistema que permite al vegetal explicar sus inquietudes más personales comunicándose con el mundo, utiliza sensores de potencia capaz de medir las corrientes bioeléctricas que se trasmiten por la superficie de sus hojas. Esta energía varía respondiendo a cambios en el entorno en que se encuentra la planta, por lo que cualquier cambio en la humedad, la temperatura, las vibraciones o las ondas electromagnéticas influyen en las lecturas. Un algoritmo traduce luego estos datos a frases en japonés, que se publican seguidamente en ese blog repleto de interés y utilidad añadida de Midori.

Hasta el momento, los posts que ha escrito describen sus condiciones físicas, nos explica cuánta luz ha recibido y resume las condiciones meteorológicas que padece. Encima, los internautas pueden proporcionarle luz extra a Midori-san encendiendo de forma remota una lámpara, a lo que la planta responde con un educado "gracias". Impresionante. Pura adrenalina y tensión en la Red de redes. Vamos, te pedes por las trancas con la alegría de la huerta ésta. Después de Google, Myspace y Youtube, estamos con toda seguridad ante el nuevo pelotazo (porque ¿quién no tiene una planta en casa con secretos que contar?).

(P.P.: [Post Post]: Ni siquiera a este blog podemos hacerle sombra. Qué tristeza nuestro sino tan chorra. Le hemos propuesto un intercambio de enlaces a Midori pero nos ha dicho [en japonés] que no valemos ni para abono de su culo.)

La "mofeta", la nueva bomba israelí de apestación masiva

Israel ha encontrado un arma nueva (dicen que eficaz y agresiva aunque parece una mala broma) que la desvinculará para siempre de esa imagen de abuso de la fuerza que parece le atenaza y le sonroja a la hora de llevar a cabo detenciones en Cisjordania.

La nueva gilipollez militar se llama 'Skunk' ("mofeta", en inglés) y desprende el peor olor conocido hasta el momento, una mezcla de carne podrida y calcetines sucios combinada con el hedor de una cloaca que se dispararía como una bomba (fétida, en este caso) por medio de un cañón de agua.

La composición de la "fragancia", imposible de quitar ni con el mejor de los jabones durante días, es completamente orgánica, y no artificial. Incluso se puede beber. Se trata, sin más, de una composición de levadura en polvo y otros ingredientes "secretos" que la policía israelí espera poder comercializar y venderlo a otras fuerzas policiales en el mundo.

Mientras cargan sus fusiles, pistolas, bazokas y lanzaderas de misiles, AlQaeda, Hamas y toda esa patulea terrorista se frota las manos en la frontera y se ríen de su enemigo mientras bromean y se burlan tirándose unos pedos en nombre de Alá. ("Aquí huele a muerto (israelí)", vaticinan.)

Para llorar

Ru Anting, de 56 años, tiene un súper poder: es capaz de controlar las lágrimas de sus ojos y, por ejemplo, puede escribir con ellas sobre una tela.

Descubrió su líquido talento de pequeño, pero sólo empezó a entrenar su habilidad hace diez años y ahora, gracias a la práctica y al duro entrenamiento, ya es capaz de segregar líquido desde sus ojos a más de tres metros de distancia (a esa velocidad, en un par de siglos y con la mejora de la habilidad, seguro que podrá desintegrar de un disparo lacrimal a los extraterrestres invasores cual láser salino -o al menos enternecerlos para que no nos invadan-). Además, se ha convertido en toda una atracción donde quiera que va y ya ha entrado -no podía ser menos- en el registro "DSJNNS", absurdísimo e impronunciable nombre de una especie de versión china de los récord Guinness -pero en rojo y comunista-.

Su extraña habilidad le permite escribir literalmente con los ojos en una sábana, como en la imagen que se acompaña donde dejó su firma sin inmutarse (ni avergonzarse). Bueno, igual le salió un churro y dijo que ésa era su firma. Si al menos pintara unas Meninas.

Vaca loca

Detectado un nuevo caso de vaca loca, pero en esta ocasión se trata de una mujer, Michelle Allen, que, disfrazada de vaca, fue detenida por desórdenes públicos: perseguir niños en un parque temático, bloquear el tráfico, y orinar sobre el auto de un vecino.

Se trata de una mujer de 32 años de edad que le gusta darle bien a la botella -bueno, a sus contenidos de alta graduación (no precisamente de leche)- y que había sido contratada para anunciar una atracción de feria; pero ésta abandonó su ocupación y, ebria, la emprendió contra los más pequeños.

Finalmente, y ya detenida, a la policía de Ohio no le quedó más remedio que realizarle la ficha policial vestida con su disfraz de vaca, porque la vacuna mujer no llevaba nada puesto debajo.

Vieja conocida de los juzgados de este Estado norteamericano, ahora ha sido condenada a un mes de prisión en un corral, digo, en una granja, ay, no, en una cárcel.