La casa-nave Voyager a la venta por despecho conyugal

Tony Alleyne, un fanático de la ciencia-ficción, muy especialmente de la serie Star Trek, decidió hace unos años redecorar su apartamento al estilo de la nave estelar Voyager. Comenzó en 1999 a raíz de que su mujer le abandonó (y ya se sabe, cuando uno no sabe dónde meterla solamente queda el desespero y la ofuscación mental o construirse una casa-nave).

Las obras de reforma le llevaron cinco años y un desembolso económico de cien mil libras esterlinas (aprox. 111.000 euros). Como no disponía de ese dinero se lo pidió prestado al banco confiando en que la nutrida comunidad mundial de Trekkies le echarían una mano, pero los trekkies ya no son lo que eran, es como si el capitán Kirk y Spock nunca les hubieran enseñado nada... ¡vergüenza debería daros!

La casa, un estudio de 46 metros cuadrados ubicado en la localidad de Hinckley (Leicestershire), reproduce fielmente el puesto de mando de la Voyager. Dispone de panel de control de la nave, luces LED, ventanas idénticas a las del modelo real y algún gadget domótico como iluminación activada por la voz.

Como extra, Alleyne instaló aire acondicionado, algo que no es muy usual en las viviendas de Gran Bretaña porque no suele ser necesario en los templados veranos de la isla. De lo único que carece el apartamento es de cama. Alleyne, que padece de ciática, pensó que lo mejor era dormir en el suelo convirtiendo el dormitorio en el teletransportador de la nave, y darle así también pasaporte rápido a las titis que él pensaba ligar un montón con todo esto.

La experiencia que Alleyne fue acumulando mientras decoraba su propia casa le impulsó a fundar una empresa de interiorismo llamada 24th Century Design, cuyo producto estrella es ahora la propia casa-nave de Alleyne, que, aunque lleva años viviendo en ella, no le pertenece a él sino a su ex mujer, una Klingon cabrona que le ha obligado a ponerla a la venta.

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